Origen de la celebración
A modo de ser riguroso, no se puede hablar con absoluta certeza de cuál fue su origen, pero son interesantes las hipótesis tomadas de un artículo publicado en Le Monde (Laurent, 1 de abril de 2018).
En el edicto de Roussillon (o Rosellón) del rey Carlos IX establecía que en Francia ─unificando criterios con el resto de Europa─ el año comenzaría el 1 de enero. Este empezó a ser aplicado en 1567. Hasta entonces, el año comenzaba sobre el 25 de marzo, coincidiendo con la Pascua cristiana.
Los franceses tenían por costumbre, rindiendo culto a la diosa romana Strenia, hacer regalos («étrennes») cuando comenzaba el año sobre esas fechas (del 25 de marzo al 1 de abril), por lo que se mantuvo estas fechas para seguir haciendo estos regalos a modo de broma, ya que poco a poco pasaron a ser falsificaciones. En otros países de Europa, como en Inglaterra, se relaciona el 1 de abril con la Fiesta de los Locos («Fool’s Day»), un carnaval de finales de marzo.
El April Fool’s Day, los Santos Inocentes, le Poisson d’avril, aunque no exactamente iguales, en esencia representan una fecha señalada en el calendario en la que se suelen gastar bromas de todo tipo, incluso en los medios de comunicación. Si nosotros pegamos un monigote en la espalda, ellos pegan un pececito de papel o cartón.
Podemos concluir que, sea cual sea el origen, Francia fue la primera en celebrar el 1 de abril. Desde entonces, esta costumbre se ha ido exportando por todo el mundo (EE. UU., Inglaterra, Japón, Suiza, Italia, etc.), pero no así el pececito tan representativo.
La razón por la que celebramos en España esta fiesta el día 28 de diciembre tiene ahora más sentido al saber que esta costumbre está relacionada con dar la bienvenida al Año Nuevo.
Cualquier otra cosa que te cuenten sobre esta tradición será una inocentada; ¡estate atento!
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