Promoción 2014 Liceo Francés de Castilla y León
El lunes 23 de junio ha sido un día muy emocionante para toda una promoción del Liceo Francés de Castilla y León, la de 1999-2014.
13 alumnos acaban Terminale con 100% de aprobados y 11 menciones.
13 alumnos ponen un broche de oro a quince años de vida académica en el Liceo, desde la Finca del Abrojo, hasta la avenida Prado Boyal.
13 alumnos y sus familias reciben la felicitación del resto de la comunidad escolar, junto con su diploma y su beca roja.
Marina preparó un bonito montaje de fotos de todos los cursos, e Ignacio escribió y leyó un emotivo discurso que nos hizo asomar alguna lágrima a alguno, incluso él mismo luchaba contra esas palabras que se quedaban atrapadas en la garganta. Esto fue lo que nos contó:
Aún recuerdo nuestro primer día de colegio. Todos nosotros entrando de la mano de nuestras madres en la clase de Odile, en "Petite Section", llorando a moco tendido por no querer ir al colegio. Y aunque así haya sido durante prácticamente toda la escolaridad, hoy, 15 años más tarde, 15 maravillosos años más tarde, nos cuesta dejarlo.
Y es que todos nosotros nos hemos formado, hemos madurado (unos más que otros), y hemos crecido juntos, en el Liceo.
Todo comenzó en "El Abrojo", aquella fantástica finca con un convento que durante mucho tiempo hizo las veces de colegio, y con un gigantesco patio que fue nuestro campo de juego. Los tres primeros años de maternal estuvimos con Odile y Juani, con Ginette, y con Anna, todas ellas maravillosas maestras que nos cuidaron como a sus propios hijos y con las que compartimos risas y llantos. Durante estos tres primeros años, pasamos todos los patios en el corralito, donde empezaron a forjarse amistades a través de la búsqueda de la rueda del caballo, las expediciones arqueológicas en la arena, y los inrtercambios de tazos, amistades que hoy perduran y son más sólidas que nunca.
Tras llegar a C.P. salimos del corralito al patio de mayores, aquellos a quienes siempre vimos como dioses. Fue nuestra primera gran pequeña apertura al mundo, nuestra nueva etapa en el colegio: pasamos a l'Ecole Primaire. En C.P. con Amparo empezaron las primeras lecciones de francés, de la mano de Ratus y Mina; en C.E.1 con Chantal hicimos nuestros mejores disfraces para el desfile de carnaval; en C.E.2 con Rose Marie hicimos nuestro primer viaje juntos a Francia; en C.M.1 con Christine aprendimos como se podían desafiar las leyes de la gravedad apilando mesas y sillas, llegando así a cualquier altura; y en C.M.2 con Frédérique hicimos nuestro segundo viaje juntos a Francia. No había nada como esas 12 interminables horas de autobús hasta Francia, durante las cuales daba tiempo a hacer risas, a aburrirse y a dormir. Una vez allí, empezaba la convivencia 24 horas entre nosotros, lo que consolidaba la familia en la que poco a poco nos iríamos convirtiendo, y nos permitía crear todas esas historias y anécdotas que siempre recordaremos.
Después pasamos a 6ème, nuestro último año en el Abrojo. Nuestra entrada en Collège supuso olvidar los partidos en los que las porterías eran árboles, y empezar a jugarlos en el campo de fútbol, Sin embargo se acabó la época de jauja en el colegio: ya no valía ir solo a pasarlo bien, había que empezar a estudiar de verdad. Así pues en 6ème nos fuimos de intercambio a San Juan de Luz con Collette, sin duda una de las profesoras que más tuvo que aguantar nuestra adolescencia, a la que cogimos gran cariño, y cuya jubilación lamentamos pensando en las generaciones futuras. Al año siguiente nos mudamos del Abrojo aquí, a Laguna, y aunque echáramos de menos aquel otro colegio, éste albergó todas las anécdotas, como aquella vez que adelantamos el reloj para salir de clase 15 minutos antes... La época de Collège también nos sirvió para convertirnos en la clase mejor preparada para afrontar un incendio, gracias a las prácticas de evacuación del establecimiento y de uso de extintores en las que fuimos autodidactas (cuando pasó no hizo tanta gracia). Una vez entrados en 3ème, el último curso de Collège, nos enfrentamos a nuestro primer objetivo a largo plazo: el Brevet. Todavía recuerdo a Yannick haciendo la analogía del curso escolar con un partido de rugby, durante el que había que trabajar duro y con perseverancia para lograr el éxito. Todos obtuvimos el DNB gracias a la ayuda de los profesores que tuvimos durante esta etapa, a quienes lamento no poder nombrar por los muchos que fueron, pero para todos nuestro recuerdo y reconocimiento.
Finalmente entramos en la última etapa del colegio, Lycée. La verdad es que no fue una entrada muy dura porque, siendo sinceros Seconde nos lo tomamos con bastante calma, si no pregunten a Maleville lo mucho que trabajamos las matemáticas. Luego ya en Première nos centramos un poco más, ya que a final de año íbamos a tener las primeras pruebas anticipadas del Bac, las cuales sacamos sin mayor problema gracias a la insistencia de M. Andreges en francés, a la exigencia de Mme. Vieilleville en historia con los científicos, y a la paciencia de M. Moutoussamy con los económicos.
Y por fin pasamos a Terminale, ese curso en el que te conviertes en "el mayor del Colegio", en el héroe del autobús. Ha sido un curso duro, que ha supuesto muchas horas de trabajo en las que hemos cogido un cariño especial al CNED. Pero lo hemos afrontado como nosotros sabemos, y hace tres días recibimos la noticia de que todos lo conseguimos. Y es que nuestros esfuerzos han dado sus frutos.
Pero nada de esto habría sido posible sin la gran ayuda de nuestros padres que llevan 15 años haciendo el esfuerzo de traernos a este Colegio, y aguantando nuestro comportamiento irascible en épocas de exámenes.
Gracias también a toda la administración, a M. Barna, a M. Rolland, a Nathalie, a Pilar, y a Irene que estos años nos han hecho las cosas mucho más fáciles. Y cómo no, a todo el equipo pedagógico que nos ha preparado a las pruebas de fin de curso. Nunca olvidaremos las clases con Mme. Casanave intentando hacernos entretenido el aburrido libro de inglés del CNED; las clases con Remedios donde tanto hemos aprendido a base de curtir la muñeca; las clases con Marta siempre entretenidas y fructíferas desde cualquier perspectiva, donde hemos aprendido más cosas de las dichas en los libros; las clases con M. Maleville intentando arreglar el mundo entre ejercicio y ejercicio; las clases con Mme. Maleville tratando de hacernos comprender la física y la química por mucho que costara; las clases con M. Andreges intentando y consiguiendo en muchos casos hacernos entender y amar la filosofía; las clases con Mme. Berger en las que no bajábamos la intensidad ni un segundo; las clases con Conchi sudando literalmente la gota gorda, muy duras cuando se trataba de correr nada más comer; las clases con M. Romain aprendiendo cómo y por qué funciona el mundo como lo hace; las clases con María Cristina en las cuales siempre se aprendía algo nuevo; y finalmente las clases con Moutou en las que te aclaraba cualquier tipo de duda tuviera que ver o no con la biología. A todos vosotros gracias.
Pero también darnos gracias a nosotros mismos, porque si no hubiera habido el buen ambiente que ha habido en clase, ya no solo de trabajo sino de amistad y compañerismo, nada hubiera sido igual. Y es principalmente por eso por lo que hoy cuesta hacerse a la idea de que de alguna forma esto suena a despedida, porque una etapa ha terminado hoy, y ha llegado la hora de que empiece otra.
Después del magnífico verano que vamos a pasar merecidamente, todos nosotros empezaremos a estudiar en la universidad, empezaremos la edad adulta, y en muchos casos esto implica separarse. Es difícil después de 15 intensos años, pero por muy lejos que estemos los unos de los otros, siempre tendremos dentro de nosotros una pequeña parte de cada uno de nuestros compañeros.
En conclusión, la lección clave que he sacado de estos años en el Liceo, es que todos nosotros somos capaces de lograr los objetivos que nos fijemos, siempre y cuando trabajemos duro, nos esforcemos, y disfrutemos, es decir que nos lo pasemos realmente bien para conseguirlo. De verdad que somos muy afortunados por habernos encontrado todos y cada uno de nosotros, en este Colegio. Sois todos increíbles y os voy a echar mucho de menos.
Gracias
Ignacio leyendo sus palabras
¡¡Mucha suerte a todos!!