En la página de Mission Laïque, nos encontramos el testimonio de Gérard Borne, director de la escuela de Misión Laica en Haiti, y cónsul honorario de Francia. Traducimos a continuación su impresionante testimonio. Nos muestra un poco más sobre la situación en Jacmel, la vuelta al curso y el estado de los trabajos de reconstrucción.
"La noche pronto envolverá Jacmel...Músicas, cantos religiosos o profanos...el murmullo sube desde la ciudad. Deberíamos estar en período precarnaval -verdadera catarsis para todos los haitianos- y sin embargo estamos en un espantoso período de post-seísmo... Casi todo está destrozado y no quedan lágrimas suficientes para llorar. Nos damos unos a otros valor para afrontar la noche al raso con todos los temores y las angustias que agitarán un sueño atormentado. Muchos han perdido todo si no tienen que lamentar también la muerte de familiares o amigos. El tiempo está desapacible desde hace dos días con algunas lluvias que complican aun más la vida en la calle o en las plazas públicas, con techados por la noche para los mejor alojados; es una desgracia incalculable. Cada día uno se da un poco más cuenta de la dimensión de la catástrofe y los traumatismos están ahí. Habrá todavía más locos, aturdidos por la miseria, la pena y las desgracias... Pero lo que impresiona por encima de todo, es la gran dignidad de este pueblo siempre entrañable y demasiado a menudo dolido.
Todo el mundo está traumatizado, los nervios están a flor de piel, se tiembla al menor ruido sospechoso, preparados para perder el equilibrio. Los Cassandre [sic] que anuncian otro seismo en las semanas o meses próximos, de magnitud igual o superior al del 12 de enero, hacen subir un poco más la tensión a menudo cercana de lo insostenible. Cuando volvimos a ver a nuestros alumnos y a nuestros profesores después de este fatídico 12 de enero, sus rostros estaban marcados -a veces duramente- por todos estos dramas, por todos estos horrores, por todos estos sufrimientos. Cuando se pierde al mismo tiempo a los seres tan queridos y todo lo que se tiene, incluida la casa -sin seguro- que representa todo el capital, todos los esfuerzos de una vida, no hay palabras lo suficientemente fuertes para traducir este desconcierto vertiginoso, este estado de desamparo que te lleva a la locura.
Será necesario tiempo para que los niños vuelvan a encontrar esta alegría de vivir que tenían antes del seísmo y puedan aprovechar totalmente del instante presente. Yo lo he constatado últimamente con un pequeño delegado de sexto, con el rostro grave y serio; estaba sentado a mi lado en el entierro de una de sus compañeras de clase: me llamó la atención por su nobleza y su gran dignidad.
Mucha ayuda y auxilio han llegado a Jacmel y cada día, una noria de helicópteros aterriza. Actualmente, esto no es lo que falta. Hay principalmente problemas de coordinación y de organización entre los diferentes donantes y las innumerables ONG. En los campos de refugiados comienzan a declararse epidemias.
Es necesario ayudar a vivir a estos miles de damnificados y traumatizados y sobre todo a hacerles creer en su futuro. Es necesario abrir cuanto antes las escuelas, los lugares de cultura, los espacios de encuentro y de intercambio: salir de esta pesadilla, de estas obsesiones, de estos miedos atroces.
Es por ello que nuestra gran prioridad ha sido la de reconstruir lo más rápido posible nuestro espacio a pesar del derrumbe del edificio principal de primaria, el edificio de secundaria sacudido y resquebrajado y múltiples daños. Durante toda la semana última, hemos recibido a los alumnos clase por clase con los profesores presentes en Jacmel en los locales disponibles, hemos hablado con ellos y les hemos dado trabajo. Hoy, hemos recomenzado las clases con los de terminal, los de primero, los de segundo y los de tercero de 7h a 14h. El comedor funciona de nuevo. Hemos instalado estas clases en la biblioteca, en el comedor, en la sala de profesores y en la sala de audiovisuales, que no han sufrido grandes daños; y estamos organizando un turno rotatorio para poder recibir todas las clases del colegio y del instituto durante el mes de febrero.
Paralelamente, hemos comenzado a construir 15 clases provisionales en madera y plantas (serán necesarias 20.000 palmas de "latanier" para hacer los techos) en el campo de fútbol y los lugares aun disponibles.
En primaria, es la limpieza de estos escombros apocalípticos lo que ocupa a nuestro colega J.Y. Bourcier y 30 obreros armados de palas, de picos, de mazos y de carretillas. Es un trabajo de titanes que llevará aun tres semanas… A comienzos de marzo, esperamos poder llamar a todos los alumnos desde maternal a terminal con los horarios habituales. Trabajaremos en estas instalaciones provisionales el resto del curso escolar, hasta que el edificio de secundaria sea rehabilitado por especialistas (que vinieron la última semana y que deben presentar su informe y sus propuestas) y hasta que el edificio de primaria sea reconstruido (sin pisos y según las normas antisísmicas y anticiclónicas).
Es un gran desafío pero merece la pena. Permitidme decir estas palabras recientes de Dany Laferrière – premio Médicis 2009 – que nos visitó en diciembre pasado: « Cuando todo cae, queda la cultura… Y la cultura, es la única cosa que Haití ha producido…eso va a permanecer. No es una catástrofe lo que impedirá a Haití avanzar sobre el camino de la cultura. No hay que dejarse hundir por el acontecimiento. » "